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  • Exitoso taller de verduras fermentadas

    Fue todo un éxito el taller de verduras fermentadas que hicimos a mediados de noviembre, se acercó mucha gente con ganas de aprender a preparar estos alimentos saludables en casa, ¡la cocina se nos quedó pequeña! Para los que no tuvisteis la oportunidad de asistir, tenemos a vuestra disposición los apuntes que recoge lo que preparamos en la sesión, si los quieres escríbenos a la dirección laborezain@laboreoarso.eus y os los enviaremos por email.

    TALLER DE FERMENTOS EN LABORE

    INTRODUCCIÓN La fermentación es una técnica ancestral que ha sido utilizada durante miles de años para conservar alimentos, especialmente en tiempos de escasez. Este proceso no solo prolonga la vida útil de los alimentos, sino que también potencia su valor nutricional. A través de la fermentación láctica, se desarrollan los probióticos, microorganismos vivos que, al llegar al intestino, se implantan y proporcionan beneficios significativos para la salud. Los probióticos favorecen una flora intestinal equilibrada, que es clave para mantener un sistema inmunitario fuerte, ya que el 70% de nuestras defensas dependen de la microbiota intestinal.


    TIPOS DE FERMENTOS

    • Fermentación en Salmuera:
      Para la preparación de la salmuera, se utiliza la siguiente proporción:
      20 g de sal por 1 litro de agua.
      (Si el clima es muy caluroso, puedes aumentar la cantidad de sal a 35 g por litro de agua).
    • Fermentación en Seco:
      En este caso, se utiliza el 2% del peso de las verduras en sal.
      Ejemplo: Si tienes 1 kg de verduras, necesitarás 20 g de sal.

    QUÉ TIPO DE VERDURAS USAR

    No hay límites para las verduras que se pueden fermentar. Algunas de las más comunes incluyen:

    • Rábanos
    • Remolacha
    • Cebolla
    • Lombarda
    • Col
    • Pepino
    • Zanahoria

    Además, puedes agregar especias y aromatizantes para darles un toque único:

    • Jengibre
    • Cardamomo
    • Pimienta
    • Semillas de mostaza, cilantro, anís, hinojo
    • Eneldo
    • Ajo
    • Cebolla

    PROCEDIMIENTO

    Materiales necesarios:

    • Bote de cristal
    • Verduras
    • Cuchillo (rallador, pelador o mandolina)
    • Sal
    • Agua

    Pasos para la preparación:

    1. Lavar y cortar las verduras:
      Lava bien las verduras y córtalas en tiras finas (juliana), rodajas o trozos, según prefieras. Puedes usar un rallador, mandolina o cuchillo.
    2. Proceso de salado:
      • Salado en seco:
        1. Añade la sal sobre las verduras y masajea enérgicamente para que impregnen bien sal. También puedes poner una cama de verduras en un bote y añadir una pizca de sal, e ir presionando. Repite esta operación, capa por capa, hasta llenar el bote.
        2. Deja reposar las verduras durante un rato largo (al menos 30 minutos) para que suelten su propio líquido.
        3. Coloca un peso encima para ayudar a liberar más jugo.
        4. Introduce las verduras en el bote de cristal, asegurándote de que queden cubiertas por su propio líquido.
      • Salmuera:
        1. En una jarra, mezcla 20 g de sal por cada litro de agua (o más si hace calor).
        2. Introduce las verduras en el bote de cristal.
        3. Vierte la salmuera en el bote hasta cubrir las verduras completamente.
    3. Fermentación:
      Guarda el bote en un lugar oscuro y seco, a temperatura ambiente, durante aproximadamente una semana. Es importante que las verduras queden completamente cubiertas por el líquido (ya sea el propio jugo de las verduras o la salmuera).
    4. Control de la fermentación:
      Durante la primera semana, abre el bote cada 2-3 días para liberar el gas que se genera durante la fermentación.

    Enfriado:
    Después de una semana, guarda el bote en la nevera. La fermentación continuará, pero a un ritmo más lento debido a las bajas temperaturas.


    ASEGURÁNDOSE DE QUE «NO SE PONE MALO»

    Es importante saber que, aunque la fermentación tiene un efecto conservante, pueden surgir problemas si las condiciones no son las adecuadas.

    • El botulismo: Este es el mayor riesgo de los fermentos, pero no suele ocurrir en condiciones normales, ya que la acidez del entorno creado por la fermentación láctica previene su aparición.
    • El moho: Si aparece moho, es una señal de que la actividad fermentativa es débil o que las verduras no están completamente cubiertas por el líquido. En este caso, simplemente retira el moho y asegúrate de que las verduras queden bien sumergidas en el líquido.
    • Olor a huevo podrido: Si el fermento tiene un olor desagradable, especialmente a huevo podrido, lo mejor es descartarlo. Este tipo de olor es muy raro, pero si ocurre, es una señal clara de que algo salió mal.

    Consejo adicional: Siempre pon la fecha de embotado para tener control sobre el proceso de fermentación y poder verificar el estado del fermento en el tiempo.

    ¡Disfruta de tus fermentos caseros! Son una excelente fuente de probióticos y una forma deliciosa de mejorar tu salud intestinal y fortalecer tus defensas.

    Si quieres seguir profundizando en el tema, no te pierdas el blog Yo soy fermentista.

    Pasamos una tarde muy agradable e interesante. Muchas gracias de corazón a las socias Valquiria y a Auria por aceptar nuestra invitación y por venir a compartir con nosotros vuestros conocimientos. Y a todos los soci@s que os acercasteis a la cita, ¡muchas gracias! Nos dais fuerzas para seguir organizando distintos eventos.

    En los próximos meses organizaremos más talleres (pan, kefir, kombucha,…), ¡atent@s a las convocatorias! Y decirte que si tú también tuvieras ganas de dar un taller, nos encantará que nos hagas llegar tu propuesta a través de info@laboreoarso.eus.

    A continuación os dejamos una galería de fotos y una selección de videos que sacamos durante el taller.

    1. Vídeo
    2. Vídeo
    3. Vídeo
    4. Vídeo
    5. Vídeo