Las bebidas energéticas están de moda entre los adolescentes y jóvenes, y esto preocupa a familias y a profesionales de la salud, lo que ha llevado a un debate creciente en la sociedad.
Los datos de la encuesta ESTUDES sobre el uso de drogas entre el alumnado de educación secundaria en España muestran que el 40% de los estudiantes de 14 a 18 años había tomado bebidas energéticas en los últimos 30 días, y la prevalencia era superior en chicos (51%) que en chicas (39%). Además, el 16% las habían tomado mezcladas con alcohol.
Las denominadas “bebidas energéticas” son bebidas que contienen una gran cantidad de cafeína, azúcares y otras sustancias como taurina, glucoronolactona, inositol, vitaminas… No te pierdas este análisis de los ingredientes y reclamos de esta bebida que se publicita como un refresco reconstituyente.
Habitualmente, se presenten en formatos de latas de 500 ml, y esto implica que la cantidad de sustancias excitantes y de azúcar que contienen es muy grande. Una lata aporta entre 5 y 6 cucharadas soperas de azúcar y el equivalente a 3-4 cafés de cafeína. Por esta razón, su consumo habitual se relaciona con efectos adversos como nerviosismo, irritabilidad, insomnio, náuseas, cefalea (dolor de cabeza), temblores, aumento de la ansiedad, trastornos psico-comportamentales, etc. Estos efectos pueden variar según la sensibilidad individual, así como en función del peso de la persona, la edad y de la ingesta de otros alimentos o bebidas, entre otros factores. De todas formas, en general, afecta más a niños y adolescentes, mujeres embarazadas y lactantes, personas sensibles a la cafeína, con hipertensión arterial, y con patologías cardíacas o trastornos neurológicos.
Otro problema es que su consumo regular puede causar dependencia física moderada y tolerancia a la cafeína, por lo que cada vez se necesita más cantidad para alcanzar los mismos efectos.
En este vídeo se resume muy bien la problemática que implica el consumo de estas bebidas.
Es muy importante recordar estos 3 consejos:
- Las personas más sensibles no deberían tomar bebidas energéticas (niños y adolescentes, mujeres embarazadas y lactantes, personas sensibles a la cafeína, con hipertensión arterial, y con patologías cardíacas o trastornos neurológicos).
- Nunca deben mezclarse con bebidas alcohólicas, ya que la cafeína enmascara los efectos del alcohol y aumenta el riesgo de intoxicación etílica.
- No deben tomarse cuando se practica actividad física y deporte, ya que la cafeína es un diurético y esto aumenta el riesgo de deshidratación.
También es importante recordar que la industria de las bebidas energéticas utiliza estrategias de márquetin que apelan a la transgresión y a los retos imposibles, asociándose a deportes de riesgo y a la capacidad de mantener la energía sin cansancio (para estudiar, para jugar, para vivir la noche…). Este mensaje se difunde en eventos deportivos, fiestas, conciertos, festivales de música, deportes de riesgo y en el mundo de los videojuegos, entre otros. Los y las “influencers” también participan de esta promoción mediante colaboraciones con las marcas. Esto hace que los niños y adolescentes sientan gran atracción por estos productos. Además, los precios extremadamente bajos de estos productos y su omnipresencia en múltiples puntos de venda (supermercados, tiendas de barrio, tiendas de chucherías, máquinas expendedoras, etc.) contribuye a su normalización y facilita el consumo.
En este sentido, como padres y madres y adultos presentes en sus vidas, es importante acompañar este interés con empatía y comprensión, entendiendo lo atractivo que les puede resultar y evitando los mensajes vinculados a los riesgos y los peligros, que a menudo no son efectivos en los adolescentes. Quizás sea de más ayuda el fomento del pensamiento crítico, evaluando conjuntamente qué es exactamente lo que resulta de interés de la bebida, para buscar alternativas que puedan ser atractivas pero que contengan menos cafeína y menos azúcar y, por lo tanto, impliquen menos riesgos.
Para ello, se pueden proponer algunas alternativas a las bebidas energéticas:
- Bebidas isotónicas.
- Bebidas azucaradas clásicas (“refrescos”), con menos azúcar y cafeína, y un volumen de 330 ml.
- Bebidas azucaradas o sin azúcar de recién aparición en el mercado, con diseños y estética atractiva (envases de volumen variable), tipo bebidas de kombutxa, tes, aguas saborizadas, etc.
- Bebidas energéticas con envases más pequeños (algunas marcas conocidas son de 250 ml, en lugar de otras que tienen el doble de volumen -500 ml-.).
- Pactar una frecuencia de consumo determinada y en días o momentos concretos, por ejemplo: media lata el sábado a la tarde, o una lata un viernes al mes, o nunca después de las 18h de la tarde y jamás mezclado con alcohol…
Es bueno recordarles que para tener la sensación de energía plena, lo más recomendable es garantizar el descanso nocturno (dormir mínimo 8 horas), seguir una alimentación saludable y practicar de forma habitual actividad física.
De todas formas, el interés de los adolescentes por estos productos no siempre es por los efectos que produce. Intentando no juzgar, ni prohibir, ni sermonear, los adultos pueden proponer alternativas a las bebidas que contribuyan a que el/la adolescente se sienta parte del grupo y en sintonía con lo que representan este tipo de productos (transgresión, retos, energía…): eventos de interés (musicales, deportivos, etc.), juegos y videojuegos, deportes de aventura, etc.
Por último, es pertinente recordar la importancia del modelo que ejercemos las personas adultas sobre los adolescentes y jóvenes de nuestro entorno. El ejemplo que damos con nuestros hábitos de vida es mucho más efectivo en el modelaje de su estilo de vida que los consejos o límites que queramos transmitir con las palabras. Para ello, es bueno reflexionar sobre conductas que no son saludables y que llevamos a cabo en su presencia de forma habitual: consumo de alcohol, tabaco, sedentarismo, tipo de ocio, etc.
El Equipo de Producto de Labore teniendo presente su labor en el cuidado de la salud de todos los miembros de nuestra comunidad, ha considerado importante poner este debate encima de la mesa para ayudar en la concienciación de la sociedad y hacer pedagogía al respecto. En los últimos meses hemos recibido visitas de comerciales ofreciendo bebidas energéticas ecológicas y no hemos tenido ninguna duda a la hora de comunicarles que este tipo de productos tienen prohibido el acceso a nuestra Tienda pero sí que nos ha servido como alerta de las tendencias peligrosas del mercado.
La ONG Justicia Alimentaria ha impulsado una campaña de recogida de firmas para prohibir la venta de estas bebidas a menores de 18 años, no te pierdas el vídeo que han publicado al respecto.