Las legumbres son un grupo de alimentos muy valiosos desde el punto de vista nutricional, así como desde la vertiente gastronómica y por su accesibilidad económica. Además, las legumbres pueden adquirirse con formatos múltiples: secos, frescos, cocidos, en conserva, congelados y en forma de derivados (en harinas, bebidas, fermentados, etc.).
Sin embargo, a veces, después de comerlas algunas personas experimentan molestias gastrointestinales (hinchazón, gases…).
Esto es debido a que las legumbres tienen mucha fibra, la cual al llegar al colon, es fermentadas por las bacterias y genera gases, lo cual es muy beneficioso para la salud, pero puede ser molesto. Para minimizar la producción de gases indeseables, se recomienda cocerlos bien (remojarlos durante unas 6-12 horas antes). Los procesos de germinación y fermentación también disminuyen parte de los compuestos responsables de las flatulencias. Por último, hay que recordar que el organismo se va adaptando a la presencia de este tipo de fibras, y cada vez son mejor toleradas y generan, por tanto, menos gases.
Teniendo esto en cuenta, no deberíamos de temerles a las legumbres. Siempre y cuando tengamos en cuenta algunos consejos:



